martes, 18 de agosto de 2009

12 de marzo

Y llegaste en la noche, al fin…
…y no dejabas de sonreír.
Ahora, que ya sequé al sol la mortaja que envuelve mi alma,
ahora que el dolor y la nausea fueron desterrados
y el llanto es un canto alegre de vida muerta,
cuando una amarga y hedionda serenidad se filtra
por los poros de mi piel,
por las grietas de mi cráneo,
por las suturas de mis huesos,
entonces, ahora, vas…y vienes; precisamente ahora
que ya no te esperaba, ahora que tenía la certeza
de tu inexistencia vas tu y llegas sonriendo,
sin pedir permiso,
sin anunciarte,
sin dejar que me prepare para el duelo.
¿qué extraña criatura eres?
¿quién te dijo que yo estaba allí
esperando en paz el vacío de la noche helada?
Ah! Ya recuerdo, has venido para dulcificar la derrota del doce de marzo.

1998