viernes, 26 de febrero de 2010

No recuerdo haber dicho cosas
interesantes, ni por más que
me esfuerce encuentro sentido
a esta habitación.
Me han enseñado a defenderme,
a guardar mis dudas
en la cajita que me regalaste.
Me duelen los pies de los pisotones
y de pisar.
También los músculos faciales
de tanta pose tonta.
Y así me hallo, echando
cenizas blancas para que el ave
retome su vuelo; enganchando
eslabones para alargar la cadena
que lleva soldada al cuello.

2001